La he visto vagabundear en arapos
juguetear con cerrojos y deslumbrados
quienes iluminados por el engaño de la razón
aseveran y su aliento huele a pertenencia a poder
Un plato de sopa y se va, con la cobija prestada
de un incauto que le compro unos zapatos;
es tan subjetivamente de todos
y tan absolutamente de nadie
La han regado con sangre, carne y huesos
con pesadillas, lágrimas y odio; fuerte abono
destructor que endurece las raíces de la mentira
y da vida a la usurpadora sonrisa de la muerte
Me han mentido y me siguen mintiendo
y bajo las carcajadas de su razón
escarbo un túnel de prófugo
y como buen minero leo entre lineas la verdad
esa que es efímera y densa
la que no es mía ni de nadie
la que viene y se va
la que muere y vuelve a nacer
la que se queda y se vuelve invisible
la que se muere con uno
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